La Pía Salas, es una vieja amiga, actriz ex compañera de trabajo una mujer siempre comprometida con su entorno, cierto día se fue de la oficina sin decir nada excepto que iniciaba proyectos personales.
Un día la vi por televisión rodeada de unos niños de esos que nuestra sociedad margina más allá de la marginalidad conocida por todos, eran los niños de la "Caleta Chuck Norris". Ella con sus sonrisa de siempre Y acompañada de sus hijos abrazaba y regaloneaba con dulces, sandwichs y gaseosas a cada uno de ellos , al verla me dio una felicidad inmensa al ver que todas nuestras conversaciones acerca de la marginalidad las oportunidades y el cariño hacia nuestros semejantes no eran solo palabras si no era el mensaje que hacia mucho tiempo su corazón le dictaba...saben algo, para mi personalmente no es necesario viajar a la India en busca de espiritualidad esa la tenemos aquí cerquita basta darse una vuelta por el puente Pio Nono por El parque de los reyes, por el puente Manuel Rodriguez.
les dejo un texto de la Pía...
"Ya hacía un tiempo que me daba vuelta la idea de salir a buscar niños a la calle pero sabía que el día que lo hiciera, era un día sin retorno. Un viaje al infinito, un viaje inolvidable. Las imágenes de niños aspirando tolueno en televisión, el abandono absoluto de estos seres, la incoherencia de la vida, de mi vida y la de ellos, ME MATABA. Había que hacer algo. Pero ese algo tenía que tener una fuerza distinta, tenía que tener la fuerza del corazón, el coraje para caminar sin desfallecer, sin abandonar. El coraje de amar con todas las fuerzas hasta alcanzar ese algo que aún no conocía, aún no sabía.
Caminé mucho tiempo por la rivera del río Mapocho, rivera que se erige como una madre incondicional con brazos mutilados de agua marrón que refrescan las noches de insomnio de niños en estado catatónico por tolueno, asesino mentiroso que les borra los pensamientos y piedras que sirven de camas con perros que sirven de frazada.
Hacía mucho calor y la bolsa con 20 panes, 20 galletas, 20 jugos se hacía más pesada y mi cansancio más grande. ¿Pero dónde estaban los niños de la calle? Un cuidador de autos, el que cuida a fuera de la Sinfónica, el Rusio, me había dicho que dormían en el Parque los Reyes.Yo jamás había caminado por ahí. La búsqueda se me hacía eterna. En ese momento, cuando me rehusaba volver a mi casa con todo aquello que no era para mis hijos sino para los hijos de la calle, fue cuando vi a dos chicos con perros que atravesaban por debajo del Puente Bulnes y dije:”
“¡Ellos son!”, corrí y grité hacia abajo,
“¡¿Hey, por donde bajo?!”, les grité.
“¡Por ahí!”, me dijo uno y corrí donde ellos.
“¡Esperen! busco niños que duerman aquí…”
“Yo tía, ¿Nos viene a ayudar?”
“¡Si!” , dije con una sonrisa.
Y nos abrazamos en un abrazo infinito, un abrazo que permitió que después, junto a gente maravillosa, trabajáramos en el absoluto amor, entre talleres de Arte, de teatro, paseos, cumpleaños, risas y llantos.
La energía de ese abrazo hoy se ha multiplicado. Muchos se fueron quedando en el camino pues el desafío no es menor, pero hoy, gracias la perseverancia y el compromiso de grandes personas tenemos una fundación, nuestra Fundación Abrazarte, por los niños y jóvenes de la calle.
Hoy somos más y más de corazón. Son ustedes, nosotros, ellos y todos los que vienen y vendrán. Los invitamos a ser parte de una gran obra, porque un abrazo vale más que mil palabras, porque el mundo está cojo si es que ellos faltan.
Pía Salas
http://www.fundacionabrazarte.cl